Con un sonido un poco más bruto que sus compatriotas de VIOLATOR, estos cuatro chamacos cariocas nos recetan un poderoso Thrash Metal con algunos toques de Death Metal (del buen Death Metal, no aburriciones como NILE), más que otra cosa en la voz. De hecho tienen mucha influencia de los grupos de su país que dominaron la escena Suramericana en la segunda mitad de los 80’s. Pura agresión hay aquí, pero no causa tedio ni enfado. Patadotas a los oídos son “Dry law”, “Into Christian’s mind” y “Bar maniac”. La velocidad es algo constante en este grupo, pero también hay cambios de tiempo de poder total como en “Huting Priest”. Toda una oda al alcohol y al headbang es “Kill the nonalcoholic cells”, cuello roto garantizado. Muy buen disco que es lo que los amantes del Thrash Metal agresivo y no muy técnico estaban buscando sin tener que irse a buscar al Death Metal o al Black.
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