Viejos
veteranos de la escena británica, estos esforzados como incomprendidos rockers
regresan con este disco, después de unos 25 años en los que no hicieron
absolutamente nada. Con un solo single y
un álbum el grupo tomó por sorpresa a todos, incluso los ponían ya a la altura
de agrupaciones del calibre y prestigio de Tokyo Blade y Grim Reaper. Por alguna
razón, se desintegraron. Hace poco, Carl Sentance reformó la banda con viejos
conocidos de la escena rock inglesa y grabaron este disco que nos compete. El estilo
no está muy lejano a aquél solitario “Rise up”, en el que desplegaban heavy
metal melódico, con algo de velocidad y ganchos comerciales, que nunca caen mal.
La calidad el disco es indiscutible y hasta parece que lo grabaron hace más de
20 años, pues hasta la producción está cuidada para que suene a ochentera, pero
sin ser forzada. Todo está cuidado al detalle por lo que desde la abridora
“Asylum” hasta la última “Wasteland”, el material es de primer orden de
calidad, balanceando la energía, el poderío y la melodía, con un leve toque del
estilo gringo. Algo interesantísimo es que, al parecer, cada integrante grabó
en un estudio diferente, pero al oír el producto final, hay una cohesión
perfecta en el sonido, como si se hubiese grabado todo en un solo lugar. Eso
sólo habla de maestría. No sé si este disco se irá a editar en cd en algún
momento, pero por lo pronto, la edición en vinil existe, y es de mucha calidad
sin lugar a dudas. Los fanáticos del Metal británico deben oír esto para notar
como evolucionó esta banda, sin necesidad de imbuirse en las incontables modas
por las que ha pasado el mundo del Rock y el Metal.
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