Sacar un disco de
Hard Rock en el preciso momento en el que nadie hacía caso a ese estilo porque todos
estaban absorbidos por el grunge, se antojaba como una idea descabellada y un
suicidio. Unos de esos pocos lunáticos que tuvieron a bien arriesgar el pellejo
para seguir adelante con su arte, fue precisamente este misterioso cuarteto comandado por el versátil vocalista Adam. El
disco contiene varios elementos llamativos: empezando con lo ya mencionado de
que tocaban Hard Rock; luego, los produjo no otro que Roy Thomas Baker, de la
fama de Queen. Por otro lado trae tres covers de artistas aparentemente
disímbolos entre sí como Frank Sinatra, Sting y Kiss. La música es ciertamente
muy buena, teniendo gran peso la voz y sus arreglos (no por nada todas las
canciones las compuso el vocalista). Aquí hay material finamente elaborado, que
de hecho tiene sus toques personales, sin comprometerse de lleno con las
fórmulas infinitamente probadas y comprobadas. Por supuesto que la mano de
Baker se siente por todos lados del disco, y frecuentes remembranzas al Grupo
de la Reina son
inevitables, especialmente en los arreglos complejos y trabajados de la voz
como en las excelentes “Hope and Glory” o “The Young Man Years”. Los covers, a
diferencia de lo que sucede en la mayoría de los discos, está aquí como parte
integral del disco, no como mero relleno, aparte de que tuvieron el tacto de no
tocarlos a detalle, imprimiendoles un perfil propio. Hard Rock de primerísimo
nivel se halla en los cortes “Static”, “Speed Train”, “I Fly” o la
excelentísima “Japan is Calling”. Si requieren un Hard Rock, inmarcesible, fino
y con personalidad, es buena idea que no dejen pasar este álbum, de este
efímero como buen grupo. El disco es bastante difícil de hallar, y dudo que
haya una reedición, pero con algo de paciencia aparecen copias en Internet.